
Un golpe a la libertad de la prensa y la expresión en España – La nación
SAN JOSÉ, 11 de julio (Elmundo.CR) – El reciente desalojo del periodista Vito Quiles del Congreso de Diputados ha encendido un debate importante sobre las fronteras de la libertad de prensa y expresión en España. Además de las controversias o acusaciones personales sobre el estilo provocativo, es un precedente preocupante para el ejercicio del periodismo crítico en los espacios institucionales.
Quiles, conocido por su estilo directo y de confrontación, está indicado por varios grupos parlamentarios como un “agitador” y está acusado de violar las normas de comportamiento en el Congreso. Sin embargo, la decisión de revocar su acreditación aprobada en una reforma de la ley promovida por PSOE y sus aliados no solo responde a su comportamiento, sino que también refleja una tendencia alarmante a limitar los votos incómodos bajo la bandera de “seguridad” y “respeto institucional”.
El periodista ha expuesto que esta medida es una “Retaliación ideológica” y un intento de la censura política de calmar las críticas incómodas. “No me arrojan a ser un mal periodista, sino para decir lo que a otros les gusta”, dijo Quiles, quien anunció que continuaría ejerciendo su trabajo desde fuera del Parlamento y usar la decisión a través de caminos legales.
Este alivio impone una profunda reflexión sobre la mesa: ¿en qué medida la libertad de prensa garantiza cuando el poder legislativo puede decidir quién puede o no notificar a sus propios manifestantes? El desalojo de Quiles no es solo un asunto individual, sino un síntoma de una democracia que aparentemente tiene miedo a las críticas y prefiere las voces disonantes tranquilas en lugar de enfrentarla con argumentos.
En un contexto donde la información está fragmentada y desconfía del crecimiento tradicional de los medios, los periodistas como los quiles representan una fuente alternativa para muchos ciudadanos que desafían la historia oficial. Su estilo puede ser controvertido, incluso cuestionable, pero la esencia del periodismo es precisamente esto: el esfuerzo, preguntar, condenar y, a veces, perturbar a los que tienen poder.
La medida adoptada por el Congreso, respaldada por una mayoría progresiva, está justificada en la necesidad de preservar el orden y el respeto dentro de la institución. Sin embargo, el riesgo es que esta búsqueda de ‘orden’ se convierta en un instrumento para controlar el discurso público y limitar la pluralidad informativa.
El apoyo a Vito Quiles no implica necesariamente la aprobación de todas sus formas o contenido, sino para defender el derecho fundamental a la libertad de expresión y una prensa que puede funcionar sin temor a represalias arbitrarias. La democracia se fortalece con la variedad de voces, incluso las incómodas, no con su silencio.
El desalojo de los quiles debe ser una advertencia para periodistas, políticos y ciudadanos conscientes: la defensa de la libertad de prensa es una tarea constante, que requiere supervisión y dedicación. Perder esto significa abrir la puerta a la censura y el control del poder sobre la información, un riesgo que ninguna sociedad democrática puede pagar.
En resumen, la historia de Vito Quiles en el Congreso es más que un episodio controvertido; Es un espejo que refleja la tensión actual entre el poder, la verdad y la libertad, y un recordatorio de que la defensa del periodismo crítico es esencial para la salud de cualquier democracia.