
El papel del turismo en medio de la gentrificación – La nacion
En Costa Rica, la gentrificación se ha convertido en un tema central en el debate sobre el desarrollo urbano y turístico. Los precios de la vivienda se disparan en destinos como Tamarindo, Santa Teresa o Monteverde, y las comunidades locales enfrentan cada vez más dificultades para permanecer en lugares que han estado habitados por generaciones.
En medio de esta realidad, es frecuente escuchar que el turismo es ‘el gran culpable’. Sin embargo, es una simplificación injusta y peligrosa para atribuir toda responsabilidad a las actividades turísticas. El turismo sostenible, que ha dado el reconocimiento internacional de Costa Rica durante más de tres décadas, no es la raíz del problema. Lo que ha ejercido una mayor presión sobre la vivienda en los destinos turísticos, sobre todo, fue la expansión no controlada de los alquileres a corto plazo en plataformas digitales, que convirtieron las casas familiares en alojamiento exclusivo para los visitantes.
El turismo regulado puede ser un aliado
La experiencia de Monteverde es reveladora: en unos pocos meses, el control municipal sobre los permisos ha logrado reducir el suministro de casas turísticas de 900 a 700, que devolvió docenas de hogares a los lugareños al mercado. Este ejemplo demuestra que, con reglas claras y una aplicación efectiva, puede suavizar los efectos de la gentrificación sin demonizar el turismo.
El turismo planificado y bien regulado puede ser un aliado en la solución. Esto es cuando genera un empleo decente, abre oportunidades para las comunidades, impulsa la economía circular y respeta la carga de los destinos. No se trata de detener el turismo, sino para convertirlo en un instrumento que coincida con el derecho de las comunidades a vivir en sus áreas y prosperar.
La contribución de la conferencia P3
Este año, la Conferencia Internacional de Planeta Sostenible, People, Peace (P3) puso el asunto en medio de la discusión. Existía el concepto del manifiesto nacional del turismo sostenible, que recopila obligaciones para evitar el desplazamiento de las comunidades, garantizar el acceso a viviendas decentes en destinos turísticos y promover planes de planificación territorial que equilibran el desarrollo, la conservación y la identidad cultural.
El manifiesto no tiene la intención de establecer la realidad o evitar responsabilidades. Reconoce que los efectos de la gentrificación son realmente, pero dicen que el turismo sostenible debería ser parte de la respuesta. El documento requiere fortalecer la planificación local, articular políticas de vivienda accesible y, sobre todo, no caer en discursos fáciles que reducen un fenómeno complejo a un solo culpable.
A soluciones colectivas
La gentrificación no puede acampar de una sola zanja. Requiere regulación justa, inversión en viviendas asequibles, alianzas con comunidades locales y políticas públicas que reconocen la realidad específica de cada destino. El turismo no puede y no acepta el desafío en solitario, pero no debe verse como un obstáculo. Bien gestionado, tiene el potencial de ser una parte fundamental de la solución.
En Costa Rica, ya hemos demostrado que el turismo sostenible puede ser el motor del desarrollo, la conservación y la inclusión social. Ahora debemos demostrar que también puede ser un escudo a la luz del desalojo de las comunidades de sus propias áreas. La pregunta no es si el turismo contribuye a la gentrificación; La verdadera pregunta es cómo logramos que el turismo es un instrumento de cohesión social en lugar de un factor de fragmentación.
La respuesta pasa por la acción colectiva. Y aquí es donde se encuentra la oportunidad: hacer del turismo un aliado de las comunidades, en lugar de un adversario.