
El pani no debe ser eliminado, debe transformarse – La nación
La Fundación para la Prevención del Crimen y la Justicia Social (FunPrede) cree que instituciones como la Junta Nacional de la Infancia (PANI) son fundamentales para proteger a los niños y la adolescencia en Costa Rica para que no se eliminen o debiliten. Sin embargo, también es cierto que los ciudadanos observan fallas graves en su funcionamiento, tanto por la falta de acción rápida en casos urgentes como de interferencia excesiva en la vida familiar, ya que la crítica ofrecida aquí no quiere destruir la institucionalidad, sino para cambiar los problemas que afectan su eficiencia y efectividad, para que pueda cumplir el papel trascendente.
La base para la prevención del crimen y la justicia social (FundDE) estudió casos de familias afectadas por el PANI, el papel del Consejo Nacional de Niños (PANI) en la protección de la infancia costarricense. Los hallazgos indican una contradicción preocupante: el Pani a menudo no entra en situaciones serias en las que más es necesario, y en otros casos se desproportan de la vida familiar sin ofrecer mejores soluciones, a las que muchas personas consideran una invasión excesiva del núcleo familiar.
En varias sedes de Pani entre Carthage y San José Funprede, encontró situaciones que informaban sobre el abuso infantil y la violencia que tardó semanas o meses en ser tratadas por el Pani. Durante ese tiempo, los menores expuestos al riesgo, sin orientación psicológica o medidas de protección. Estos retrasos cuestionan la capacidad del Pani para cumplir con su misión más importante: proteger la vida y la integridad de los niños.
En contraste, Funpele también analizó casos en los que el Pani separó a los niños de sus padres por razones que, según los especialistas consultados, no justifican una medida tan drástica. En uno de ellos, un padre fue privado de supervisión porque aplicó correcciones disciplinarias moderadas, aunque no hay antecedentes de violencia. En otro, una madre perdió temporalmente a sus hijos debido a condiciones económicas poco claras, cuando era necesaria, era un apoyo social y no una distribución familiar.
En los refugios supervisados por el Pani, Funprede encontró sobrepoblación, mala atención psicológica y deficiencias en programas educativos. Esto muestra que, además de separar a los niños de sus hogares, la institución no garantiza un entorno de protección y capacitación suficiente.
El estudio de Funprede confirma lo que los ciudadanos han estado señalando durante años: el PANI se mueve entre dos propósitos dañinos, la omisión en casos severos e intrusión excesiva en los hogares. Para la infancia costarricense, esa combinación es mortal.
Para enfrentar esta situación, Funebede sugiere establecer protocolos de respuesta inmediatos en quejas de violencia infantil, aplicar evaluaciones estrictas y proporcionales antes de separar a un niño de su familia, mejorar siempre el apoyo y la orientación del acompañamiento y no de la separación, y las condiciones de los refugios con educación, calidad de la atención psicológica y encuestas garantizan y garantizan una mayor transparidad en el civio.