
¿Por qué los fabricantes de automóviles vuelven a enamorarse de la gasolina? – La nación
Por Stéphane Geneste
Ante la desaceleración del mercado eléctrico, los grandes fabricantes están revisando su estrategia. Tanto en Estados Unidos como en Europa el motor térmico vuelve a ocupar un lugar destacado. Entre el pragmatismo económico y la rivalidad con China, la industria automotriz está cambiando sus prioridades.
La industria del automóvil está viviendo un giro inesperado. En Estados Unidos, Japón y Europa, los principales grupos están revisando su estrategia. Después de invertir mucho en el coche eléctrico, ahora vuelven a priorizar el motor térmico. Según el periódico francés Los Ecosel último ejemplo es Renault, que se plantea reincorporar motores térmicos o híbridos en algunos de sus modelos que actualmente son 100% eléctricos. Esta es una idea que aún se está estudiando, pero que ilustra bien este cambio de dirección.
La dinámica es aún más visible al otro lado del Atlántico. El director general de Ford decidió reiniciar la producción de camionetas de gasolina, calificándolo de “una oportunidad de mil millones de dólares”. A su vez, General Motors invierte 900 millones de dólares en un nuevo motor térmico.
El mercado estadounidense se ha desacelerado debido a las políticas de Donald Trump
¿A qué se debe este regreso a la gasolina? Porque en Estados Unidos el mercado eléctrico se está desacelerando significativamente. Las ventas se estancaron. Según la consultora Alix Partners, sólo siete de cada 100 coches vendidos este año son eléctricos, menos de uno de cada diez. Y las predicciones son decepcionantes. Para 2030, los vehículos eléctricos representarán sólo alrededor del 18% de las ventas en Estados Unidos. Una situación muy relacionada con la política de Donald Trump.
El presidente estadounidense ha eliminado las ayudas públicas que apoyaban el mercado de vehículos eléctricos. Sin subsidios, los fabricantes deben vender a precios más altos, los compradores dudan y las ventas se estancan. Un círculo vicioso, una auténtica serpiente que se muerde la cola. El resultado: si los autos eléctricos ya no giran en las cadenas de producción, son los modelos de gasolina (y sus primos híbridos) los que vuelven a tomar la delantera.
Europa se desacelera, China acelera
En Europa la situación tiene más matices. El Viejo Continente sigue a la vanguardia del vehículo eléctrico: dos de cada diez coches vendidos este año son eléctricos. Pero la dinámica también se está desacelerando. Bruselas, que ha fijado una prohibición de venta de coches con motor de combustión en 2035, debate ahora una posible flexibilización de este plazo. De aprobarse esta medida, las ventas de vehículos gasolina e híbridos podrían recuperarse. Otra observación: los coches eléctricos vendidos en Europa rara vez son europeos. Son estadounidenses, a menudo chinos, y fabricados en China, un país que produce a gran escala y a bajo costo, mientras controla los materiales críticos necesarios para la producción de baterías.
Por ahora, el motor térmico sigue siendo muy popular, pero con un alto coste medioambiental. Retrasar la transición motora supone también retrasar la transición energética en su conjunto. Los fabricantes occidentales no renuncian a la electricidad, pero se muestran cautelosos. Por pragmatismo, prolongan la vida útil del motor de gasolina, una “unión de conveniencia” ante un mercado incierto. Sin embargo, a largo plazo, la electricidad sigue siendo la solución más prometedora. Está por ver quién ganará la carrera por el futuro del coche: los grupos que apuestan por la innovación o los que se sienten más seguros con los motores térmicos.