November 16, 2025
Llevamos 150 años creyendo que las bacterias son un arma contra los tumores. Y finalmente descubrimos cómo

 – La nación
Tecnología

Llevamos 150 años creyendo que las bacterias son un arma contra los tumores. Y finalmente descubrimos cómo – La nación

En la lucha contra el cáncer existen muchos métodos de tratamiento, de los cuales la inmunoterapia es uno de los más innovadores, aunque también existen otras alternativas, como las basadas en luz LED. Ahora las terapias siguen avanzando y la ciencia ya indica que un grupo de bacterias es capaz de destruir tumores sin depender de la respuesta inmune, iniciando una nueva era en la medicina oncológica.

No es nada nuevo. La idea de utilizar bacterias para tratar el cáncer no es nueva: el médico alemán Busch la desarrolló ya en 1868. observó que algunos pacientes con cáncer experimentaron remisiones después de infecciones bacterianas. Posteriormente, William Colby desarrolló tratamientos basados ​​en bacterias. Ellos pusieron las bases inmunoterapia moderna.

Sin embargo, estas terapias tradicionales requieren un sistema inmunológico que funcione, lo que plantea un problema grave para los pacientes inmunocomprometidos debido al cáncer.

El presente. un estudio publicado en Nature Biomedical Engineering presentó una innovadora estrategia “libre de medicamentos” que utiliza un grupo de bacterias para combatir el cáncer, salvando esta vieja idea de las bacterias contra el cáncer.

Este tratamiento no sólo demostró una fuerte actividad antitumoral, sino que también logró la remisión completa del tumor y, lo más importante, pudo mantenerse durante años en modelos de ratón, incluso en pacientes inmunocomprometidos.

Lo más importante es que el hecho de que una bacteria nos ayude con esta enfermedad se logró sin el uso de ingeniería genética que cambie su ARN. Y además sin envenenar el organismo. A priori, todo esto son ventajas.

Un dúo de bacterias. Los protagonistas de esta terapia son un grupo de bacterias llamado AUN, que consta de dos bacterias específicas: proteus mirabilis (apodado A-gyo) y Rhodopseudomonas palustris (ONU-gyo). Y aunque todos podamos pensar que las bacterias son dañinas para el ser humano, la realidad es que nos ayudan (y mucho), empezando por todas aquellas que se encuentran en nuestro intestino.

Cuando este dúo bacteriano se administró directamente en la sangre de ratones con tumores, los resultados fueron espectaculares: remisión completa del tumor y supervivencia prolongada. Y no fue magia.

¿Cómo funciona? Ésa es la pregunta obligada tras ver los resultados de este estudio. Los investigadores explican que, en definitiva, estas bacterias bloquean el acceso de oxígeno y nutrientes a los tumores, asfixiándolos literalmente. Y un tumor no es más que un conjunto de células que tienen un metabolismo avanzado. Si les quitan la comida, mueren.

Básicamente, estas bacterias pueden llegar al tumor e invadir su interior como si de un caballo de Troya se tratara. Al llegar, se forman coágulos de sangre muy pequeños, sólo en los vasos sanguíneos que conducen al tumor. De esta forma, los coágulos sanguíneos bloquean el paso de la sangre y por tanto su fuente de nutrición.

Transformación bacteriana. Las bacterias TODAVÍA no son patógenos pasivos, sino actores dinámicos que cambian su comportamiento al detectar el cáncer. De esta forma, el estudio observó que la bacteria A-Gyo sufre una “transformación milagrosa de la fibra”.

Este cambio no es accidental. Se activa específicamente cuando las bacterias lo encuentran.oncometabolitos“, señales químicas emitidas por las células cancerosas. Esta forma de “enjambre” altamente móvil, junto con las toxinas y hemolisinas secretadas por el consorcio, parece ser responsable de la destrucción vascular del tumor sin afectar al resto de células sanas.

Un tratamiento seguro. Usar bacterias vivas como terapia puede parecer arriesgado, pero el estudio dedica gran parte de su tiempo a demostrar la seguridad y el control de AUN. Lo primero que se descubrió es que las cepas bacterianas tienen un perfil único y no patógeno.

Para lograr una respuesta 100 por ciento completa y evitar la letalidad de una sola dosis alta, los investigadores también desarrollaron un régimen de “dosis doble”: una inyección inicial de una dosis baja, seguida de una dosis alta días después. La dosis baja “prepara” el cuerpo, agota los neutrófilos agresivos y reduce el riesgo de síndrome de liberación de citoquinas grave.

Mirando hacia el futuro. Aunque los experimentos se realizaron en ratones, la terapia se probó en modelos de xenoinjerto contra líneas celulares de cáncer humano. En este caso se utilizaron células de adenocarcinoma de colon humano, cáncer de ovario y cáncer de páncreas. En este caso, los resultados fueron muy claros: todos los tumores probados desaparecieron con éxito en los modelos de ratón sin provocar efectos secundarios graves.

Nos encontramos de esta forma ante una terapia que a priori no requiere medicación alguna y que puede ser autogestionada. Los autores del estudio señalan que este enfoque puede revolucionar el tratamiento del cáncer, pero aún queda un largo camino por recorrer.

Imágenes | Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades

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