
La introducción de teléfonos móviles en la prisión será sancionada con penas de 2 a 4 años de cárcel.
En un significativo paso hacia la regulación de las comunicaciones dentro de los centros penitenciarios en Costa Rica, el Parlamento aprobó finalmente el pasado jueves una serie de legislaciones que buscan combatir el ingreso ilegal de dispositivos móviles y otros medios de comunicación en las prisiones del país. Este tema fue objeto de un debate crucial, y la lista de 24,162 que lo respalda ha generado tanto interés como preocupación entre diversas industrias y sectores sociales.
El proyecto de ley fue propuesto por el Poder Ejecutivo y había estado en la mira de los legisladores desde su presentación en octubre del año anterior. Luego de una semana de discusión inicial, obtuvo su primer debate y fue finalmente sancionado por un total de 41 votos afirmativos, reflejando el consenso de diversas fuerzas políticas sobre la necesidad de abordar este problema.
La nueva normativa establece penas de prisión que van de dos a cuatro años para aquellas personas que realicen el ingreso ilegal de dispositivos de comunicación en instalaciones carcelarias. Esta medida busca, de manera contundente, erradicar la posibilidad de que los reclusos mantengan contacto con el exterior a través de teléfonos móviles, satélites u otras tecnologías que pueden facilitar actos delictivos desde el interior de los centros penitenciarios.
El texto aprobado en el Parlamento explica de la siguiente manera:
“Se impondrá la multa de dos o cuatro años de prisión, lo que, sin ser legal o regulatoria por esto, posee, presenta, facilita o compra de cualquier manera que la entrada a una institución criminal de acciones cerradas, teléfonos móviles, satélites u otros equipos de comunicación, sus componentes técnicos, y las tarjetas SIM”.
La situación en Costa Rica ha sido alarmante, ya que hay numerosos casos de fraude relacionados con llamadas provenientes de sitios delictivos, donde los internos utilizan teléfonos que reciben de visitas o que se introducen a la fuerza. Hasta la fecha, quienes han llevado a cabo estas acciones no enfrentaban sanciones adecuadas, lo que motivó la urgencia de la implementación de este proyecto de ley.
Además, la legislación contempla que las penas serán incrementadas en un tercio si la persona que presenta un teléfono o cualquier medio de comunicación en prisión es un “funcionario público, proveedor de servicios o productos en oficinas de prisión cerradas”. También incluye a “abogados que utilicen su profesión, así como a otras partes que cuenten con una autorización especial de ingresos, pero que no tengan una licencia adecuada para ello”.
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La votación fue unánime.