El hueso de las sardinas es una valiosa fuente de calcio, y sorprendentemente, no es el único alimento inusual que nos proporciona este mineral.
El calcio es un mineral fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. A lo largo de nuestras vidas, especialmente en la infancia, hemos escuchado el consejo de que debemos beber leche para obtener calcio necesario para fortalecer nuestros huesos. Sin embargo, es importante señalar que la leche no es el único alimento capaz de aportar este mineral vital.
Para entender mejor la importancia del calcio, es conveniente explicarlo en más detalle. El calcio es el mineral más presente en el cuerpo humano y constituyendo aproximadamente 99% de este se encuentra en nuestros huesos. Por esta razón, la deficiencia de calcio puede llevar a problemas serios de salud, como la rachitis en niños y osteoporosis en adultos, que debilitan el sistema óseo y lo hacen más susceptible a fracturas.
Es importante mencionar que el calcio también ejerce funciones como electrólito, lo que significa que tiene una carga eléctrica que utiliza nuestro cuerpo para varias funciones críticas. Por ejemplo, en el contexto del calcio, su presencia en las células musculares permite que podamos contraer y relajar nuestros músculos, y facilita la transmisión de señales a través del sistema nervioso, así como la circulación de sangre y hormonas por todo el organismo.
Es difícil hablar sobre el calcio sin mencionar los productos lácteos, ya que estos alimentos son los que más comúnmente asociamos con dicho mineral. La leche es rica en calcio, y algunos de sus derivados, como el yogurt, pueden contener incluso más. Por ejemplo, en un yogurt natural bajo en grasa de aproximadamente 125 gramos se pueden encontrar alrededor de 248 miligramos de calcio, y algunos quesos tienen concentraciones aún superiores.
Es crucial destacar que existen alimentos no lácteos que también pueden contribuir significativamente a nuestra ingesta de calcio. Algunas fuentes pueden resultar sorprendentes, como determinadas verduras que son ricas en calcio, como el brócoli, la col rizada, la col, o incluso el repollo. Uno de los ejemplos más inesperados es el tupinambo, que aporta alrededor de 125 miligramos de calcio por cada 100 gramos de producto.
Diferentes fuentes
Otra fuente importante de calcio son los pescados. Aunque sabemos que el calcio se acumula en nuestros huesos, los huesos de otros animales también contienen calcio. Generalmente no consumimos los huesos de los animales, pero hay algunas excepciones. Un caso notable son las espinas de sardinas. Este tipo de pescado, que se consume con huesos, ofrece una fuente valiosa de calcio, superando la cantidad que se encuentra en la leche.
Las bebidas que comúnmente utilizamos como alternativas a la leche son, a menudo, fuentes de calcio en sí mismas. Esto es porque generalmente están elaboradas a partir de ingredientes ricos en calcio. Por ejemplo, la leche de soja es una de estas alternativas, junto con otros productos derivados como el tofu. Asimismo, algunas nueces, como las almendras, también son buenas fuentes de calcio, y algunas de estas bebidas son enriquecidas con calcio para aumentar su contenido.
En líneas generales, podemos encontrar una variedad de alimentos enriquecidos con calcio, que abarcan productos lácteos, jugos, harinas y mucho más. De hecho, algunas preparaciones de calcio son fácilmente disponibles para quienes pueden requerir un suplemento adicional.
Sin embargo, es fundamental mencionar que el contenido de calcio de un alimento no es el único aspecto que deberíamos tener en cuenta. Esto se debe a que nuestro cuerpo no siempre absorbe todo el calcio presente en los alimentos que consumimos. Otro nutriente crucial para la absorción de este mineral es la vitamina D.
La vitamina D desempeña un papel esencial tanto en la absorción de calcio como en la de fósforo, siendo fundamental para mantener la salud ósea y el equilibrio mineral en el organismo.
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