
Apple iPhone 17 Pro Max, análisis – La nación









































































Con un lanzamiento anual, es complicado reinventar la rueda. Tampoco es fácil dar un volantazo cuando tienes una base de usuarios tan fiel como la de Apple y, si el iPhone 16 Pro representó la generación de la continuidad, el iPhone 17 Pro no se desvía de ese camino. Sin embargo, y pese a los condicionantes, Apple ha sabido dónde sí puede meter mano para que un nuevo modelo tenga sentido más allá del aumento de potencia.
Llevo una semana usando el iPhone 17 Pro Max para esta review como mi móvil principal y tengo claro tres cosas. Lo primero es que el cambio de diseño le viene como anillo al dedo tanto por motivos funcionales como a nivel de sensaciones. Ya lo comentó mi compañero Jose en sus primeras impresiones. Lo segundo es que muchas de las mejoras son incrementales respecto a lo ya construido. Y lo tercero es que, pese a todo, sigue siendo tan familiar como siempre.
Vamos a verlo en este análisis del iPhone 17 Pro Max.
Ficha técnica del iPhone 17 Pro Max
iphone 17 pro max |
|
---|---|
Dimensiones y peso |
163,4 x 78 x 8,8 mm 233 gramos |
pantalla |
Oled de 6,9 pulgadas Resolución de 2.868 x 1.320 píxeles Densidad de 460 ppp Panel LTPO de hasta 120 Hz Brillo pico de 3.000 nits |
procesador |
Apple A19 Pro |
memoria |
12 GB |
almacenamiento |
256, 512 GB / 1, 2 TB |
batería |
4.832 mAh Carga de 40 W Carga inalámbrica de 25 W |
cámaras traseras |
Principal de 48 Mpx f/1.8, estabilización en sensor Gran angular de 48 Mpx f/2.2 Telefoto de 48 Mpx f/2.8, 4x óptico, estabilización en sensor LiDAR |
cámara frontal |
18 Mpx f/1.9 |
conectividad |
Wi-Fi 7 Bluetooth 6.0 GPS, GLONASS, GALILEO, BDS NFC |
sistema operativo |
iOS 26 |
otros |
Certificación IP68 Protección Ceramic Shield en la trasera Protección Ceramic Shield 2 en el frontal |
precio |
iPhone 17 Pro MAX de 256 GB: Pantalla de 6,9 Pulgadas con Promotion, Chip A19 Pro, la Mayor autonomía en un iPhone, Sistema de cámaras Pro Fusion, cámara Frontal Center Stage; Azul Intenso
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Diseño: giro de 180 grados. Otra vez
Lo que tenemos entre manos es el primer cambio de diseño desde aquella vuelta nostálgica de los iPhone 12 Pro a la estética del iPhone 4. Se acabó el panel trasero de cristal, los bordes afilados (ya hablaremos de esto) y el marco con acabado plano. Si en aquel modelo se miraba al que muchos siguen considerando el ‘peak’ del diseño del iPhone, en los iPhone 17 Pro también tenemos una regresión: al iPhone 6.
Esto implica formas más redondeadas en un cuerpo unibody que se siente espectacular entre los dedos. El tacto es sedoso, los laterales forman parte de la trasera y no hay una división y la sensación del aluminio recuerda muchísimo al que tuvimos durante tres generaciones hace ya unos cuantos años.
El modelo analizado es el iPhone 17 Pro Max y, dejando mis preferencias a un lado, ya que me gustan tamaños más compactos, tengo que decir que es… enorme. Es el iPhone Pro Max más grueso con sus 8,8 milímetros (curioso que esta misma generación han lanzado el iPhone más delgado, el iPhone Air), pero también es algo más ancho que los últimos tres ‘Max’ de Apple. Y algo más pesado, aunque son pocos gramos, no se nota en absoluto.
Esto va en gustos, evidentemente, y si bien un mayor tamaño es genial para ver contenido o albergar una batería que se siente inagotable, llegar de un lado a otro de la pantalla se me antoja complicado. Ya entraré en la pantalla, pero tengo que decir que los biseles están extremadamente ajustados y la vista frontal es imponente. Cuando logren eliminar la Isla Dinámica, será un auténtico gustazo.
Volvamos al cuerpo. Aquí no hay cambios respecto a la generación pasada, más allá del cambio del tacto del titanio (bastante sucio por el acabado pulido) a un aluminio que, en mi color naranja, no se ensucia absolutamente nada. En el lateral derecho tenemos el botón de bloqueo y el control de la cámara que ya vimos la generación pasada (y que desactivé en cuanto configuré el teléfono).
En el izquierdo, el botón de acción (que este sí me parece de lo más útil) y los controles de volumen. La ubicación del botón de bloqueo me parece perfecta, pero en un modelo tan ancho y grande, habría bajado un poco los de volumen para que quedaran más a mano. Rompería el paralelismo con los demás modelos, pero definitivamente sería más cómodo.
Y en la trasera es donde podemos ver el mayor cambio de esta generación. Por un lado, una plancha de cristal que se encuentra sobre la parte manzana y ocupa toda la parte inferior del móvil. Durante esta semana, me han preguntado que si no me parece feo e innecesario, con lo bonito que podría ser todo de aluminio. Y lo cierto es que no sólo me parece que el tacto es perfecto (el cristal tiene una textura similar a la del metal), sino necesario.
Que esa zona sea cristal y no aluminio responde a una necesidad: la de cargar el móvil con cargadores inalámbricos. Si fuera de aluminio, ese proceso de carga no podría existir o sería mucho menos completo y limitado. No es tanto un capricho de los diseñadores como una necesidad funcional. Este cristal cuenta con la protección Ceramic Shield Glass y, además, el móvil tiene certificación IP68.
Con lo que tengo más pegas es con el módulo de cámaras. A nivel práctico, entiendo todo lo que Apple está ocultando bajo ese módulo y su necesidad para los componentes interior, pero a nivel visual no sólo no me gusta, sino que no impide que el iPhone sin funda se tambalee sobre una mesa. La cosa cambiaría muchísimo si las cámaras estuvieran al nivel del módulo, pero así sólo tenemos un módulo que sobresale… y unas cámaras que sobresalen más aún.
Este módulo está rodeado por antenas y hay algo que tengo que decir: buen trabajo con esto porque, al menos con el Bluetooth, tengo una mejor cobertura por toda mi casa. Con mi móvil de batalla, un iPhone 16, hay zonas en las que los auriculares pierden cobertura. También me ha pasado con otra prueba reciente: el Pixel 10 Pro, pero con el iPhone 17 Pro Max, la experiencia ha sido perfecta.
Como digo, en mano considero que es un móvil que hace honor a su precio, pero son contadas las veces que lo he tenido sin funda. Y la culpa la tiene, precisamente, el módulo de las cámaras.
El ‘scratchgate’
Parece que un lanzamiento de iPhone no es tal si no hay polémica y la de este año se llama ‘scratchgate’. Los problemas aparecieron el mismo día de lanzamiento, con personas que se acercaban a las tiendas y señalaban que las unidades de exposición tenían la trasera marcada. Y lo cierto es que la trasera se ralla con facilidad, pero no la que podríamos pensar en un principio.
Todas esas marcas que aparecen, incluso aquellas que rodean el logo de Apple y parecen hechas por un cargador MagSafe, ocurren, pero se van si pasamos el dedo. La propia Apple afirmó que se trata de una transferencia de material del MagSafe al iPhone, y no al revés. También ocurre con objetos del día a día como llaves o monedas que podamos llevar en el bolsillo.
Pero sí hay unas marcas permanentes: las que se dan el los bordes del módulo de cámara. YouTubers como JerryRigEverything (conocido por sus test de durabilidad) o iFixit (referencia a la hora de valorar la reparabilidad de los dispositivos) han confirmado que Apple ha utilizado un ángulo demasiado recto en el módulo de cámara.
Al manipular el aluminio de esta forma, el proceso de anodizado que da color al terminal no permite que ese tono se impregne bien en esa zona en concreto, haciéndola más propensa a perder el color o marcarse permanentemente. Son grietas microscópicas, pero en los modelos naranja y azul resultan más fáciles de ver.
Ahora bien, todo va a depender de si usas funda o no, ya que la de goma de esta generación vuelve a cubrir perfectamente el módulo, sobresaliendo, incluso, medio milímetro por encima de las cámaras para evitar rallar el cristal (con cobertura de zafiro) de las cámaras.
Si me hubiese gastado 1.500 euros, me quedaría más tranquilo con la cámara, pero es evidente que es un problema de fácil solución para la Apple del futuro: dar algo más de radio a esos bordes del módulo de cámaras.
Sobre la funda, tengo que decir que es muy agradable al tacto y Apple vuelve a apostar por la silicona. Ya no hay piel (que se degradaba fácilmente), tampoco las de tejido (que se dañaban más fácilmente aún), y la silicona tiene un buen tacto, así como una zona más rígida alrededor del módulo.
Pantalla: brillante
Si en el cuerpo y diseño tenemos jugosas novedades, en cuanto a la pantalla vemos ligeros cambios si comparamos con la generación anterior. Y, teniendo en cuenta la fabulosa pantalla que Apple montó el año pasado, el único cambio de esta generación se siente necesario teniendo en cuenta la competencia.
Lo que se mantiene es un panel de 6,9 pulgadas que ya hemos comentado que es bastante ancho debido al formato de 19.5:9. Volvemos a tener un panel LTPO con un refresco que va de 1 Hz hasta los 120 Hz y que se siente extremadamente suave hagamos lo que hagamos y la densidad de 460 ppp gracias a una resolución de 2.868 x 1.320 píxeles es más que suficiente.
Ver contenido en esta pantalla es una absoluta delicia y, si bien no soy de móviles enormes, da muchísimo gusto ver un anime, cualquier vídeo en YouTube o lo que sea. Considero que la calibración es excelente aunque, como siempre en Apple, no tenemos forma alguna de ajustar este parámetro.
La única característica de la pantalla que podemos modificar es el True Tone, que viene activo por defecto, modifica la temperatura del panel en función de la luz ambiental y considero que es mejor dejarlo activado.
Por lo demás, ajustes como si queremos pantalla siempre activa o no (sigue siendo un modo tan peculiar como el de hace un par de años) y ajustes que nada tienen que ver con frecuencias, resolución o mostrar de un modo u otro los colores.
¿Lo bueno? Como decía, pese a este enfoque más cerrado, sigue siendo una pantalla excelente para consumir contenido gracias a una saturación justa, un buen contraste y unos colores representados de forma muy vistosa, pero sin caer en la sobresaturación de los azules o verdes, algo que ocurre en ciertos paneles OLED.
Punto por punto, es un panel extremadamente similar al del iPhone 16 Pro Max, pero hay una diferencia tan sutil (en ciertas circunstancias) como necesaria: el brillo. El brillo típico se mantiene en 1.000 nits, el HBM baja de los 2.000 a los 1.600 nits, pero tenemos un nuevo pico de 3.000 nits. Ese brillo HBM es menor que el de móviles de la competencia, pero el 17 Pro Max es capaz de mantenerlo durante bastante tiempo.
Durante mis pruebas, la temperatura ambiental ha sido de unos 22 grados, por lo que no puedo decir que haga calor, pero en exteriores, el brillo no ha bajado automáticamente aunque estuviera usando de manera intensiva la cámara, algo que ocurre cuando el terminal se calienta. Dentro de casa, en partidas a ‘Destiny’, tampoco he notado que el brillo disminuyera automáticamente.
Hablando de jugar, ese ancho extra del panel se agradece muchísimo cuando usamos juegos con controles en pantalla, ya que el área de visualización es algo mayor que en móviles más panorámicos.
Sobre su uso en exteriores, si bien el brillo no es un problema, el tratamiento antirreflejos que Apple ha incorporado está lejos de la solución de Samsung para el Galaxy S4 Ultra y Galaxy S25 Ultra. Aquí hay división de opiniones y gustos, ya que un panel con un antirreflejos tan agresivo puede mostrar algunas diferencias en el color, pero también disminuye drásticamente la cantidad de reflejos que puedan molestar.
En mi caso, no se trata de algo que haga que me decante por un móvil u otro, pero la diferencia de este panel antirreflejos con uno que no lo es resulta… mínima. Pero bueno, dicho esto, sigue siendo un panel excelente pese a ser tremendamente continuísta y a que la competencia se ha puesto mucho las pilas en brillo o soluciones como el mencionado acabado antirreflejos.
Sonido: el altavoz para la ducha por excelencia
Donde no hay asterisco posible es a nivel sonoro. Soy una persona que lleva auriculares gran parte del día, pero cuando he estado solo en casa y me ponía a ver algún vídeo en el 17 Pro Max, los dejaba a un lado porque los altavoces del móvil son más que suficiente para disfrutar de la experiencia.
Con el 16 Pro ya remodelaron tanto los altavoces como los micrófonos, y con la nueva generación vemos un trabajo que se mantiene a un gran nivel. El sonido es potente, contundente y cálido, con una fuerte presencia de los graves, pero sin descuidar los medios y los agudos. Es un apartado complicado de mostrar en un análisis, pero te dejo un ejemplo capturado con un micrófono dedicado:
Para jugar, los dos altavoces son una gozada porque aunque el frontal suena algo menos que el inferior, pero ambos tienen un volumen tan elevado sin chirriar que es complicado que subamos el volumen como para notar esas diferencias entre los dos.
De nuevo, no hay opciones como diferentes perfiles de sonido, pero sí tenemos tanto un limitador de volumen tanto de los altavoces como de auriculares, así como la posibilidad de ajustar el audio espacial mediante el uso de la cámara.
Como si ajustáramos FaceID, la cámara frontal registra la forma de nuestras orejas gracias a la cámara y crea un perfil de audio personalizado. Sé distinguir qué sonidos me gustan y cuáles no, aunque no soy un audiófilo, y tengo que decir que no he notado gran diferencia antes y después de ajustar este parámetro.
Al margen de esto, considero que es de los mejores altavoces que tenemos en un móvil, más que satisfactorios a la hora de dejar el iPhone en la repisa del baño reproduciendo música mientras nos damos una ducha.
Sobre los micrófonos, vuelve la ‘Mezcla de audio’ que debutó la generación pasada y que nos permite cambiar el enfoque del sonido en un audio que hayamos grabado.
Se trata de una función similar a los estilos de las fotos, pero relativo al audio del vídeo y nos deja personalizar si queremos que ese audio sea el estándar (por defecto), uno que priorice las voces de quienes estén en imagen (aunque haya personas hablando en segundo plano), mejorar las voces emulando un micro cercano a nosotros o simular un perfil más “de película” con el modo ‘Cine’, ideal si haces grabaciones en la calle para pillar todo el sonido de ambiente.
Como comentó mi compañero Ricardo en el análisis del iPhone 16 Pro, es algo que funciona de manera espectacular y el modo ‘Estudio’ que potencia las voces es impecable. Pero claro, depende muchísimo de cada perfil. Al final, en un móvil tan ideado para la creación de contenido, una opción así tiene todo el sentido. Y que funcione como lo hace es digno de mención.
Rendimiento: el A19 Pro es una bestia
En esa creación de contenido, el SoC juega un papel fundamental, y nuevo iPhone Pro implica nuevo procesador. Esta generación, Apple ha lanzado tres versiones del A19: la del iPhone 17 sin el apellido Pro y dos A19 Pro para los iPhone Air y iPhone 17 Pro. De estos dos últimos, el del 17 Pro y 17 Pro Max es el más potente porque cuenta con un núcleo más de GPU.
Tenemos un procesador que sigue siendo de seis núcleos a una frecuencia de 4,26 GHz para los dos de más rendimiento y cuatro de bajo consumo a 2,6 GHz. Está acompañado por 12 GB de RAM (por fin) LPDDR5X y la GPU, como decimos, cuenta con seis núcleos. Son los mismos que la generación pasada y cada uno de ellos cuenta con un “acelerador neuronal” para la inteligencia artificial. Es un enfoque diferente al de otros procesadores y al del A18 Pro y está pensado para un mejor desempeño de la IA a nivel local.
Si dejamos que hablen los números, estos son los resultados de los test sintéticos recogiendo también la puntuación de los iPhone Air y iPhone 17:
iPhone 17 pro max |
iPhone air |
iphone 17 |
IPHONE 16 PRO MAX |
Google Pixel 10 Pro |
Samsung Galaxy S25 Ultra |
samsung galaxy z fold7 |
OPPO FInd x8 pro |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
PROCESADOR |
A19 Pro |
A19 Pro |
A19 |
A18 Pro |
Tensor G5 |
Qualcomm Snapdragon 8 Elite |
Qualcomm Snapdragon 8 Elite |
MediaTek Dimensity 9400 |
RAM |
12 GB |
12 GB |
8 GB |
8 GB |
16 GB |
12 GB |
16 GB |
16 GB |
GEEKBENCH 6 (SINGLE/MULTI) |
3.750 / 9.731 |
3.752 / 9.432 |
3.653 / 9.225 |
3.106/7.799 |
2.279/5.364 |
3.851/ 9.451 |
2.527/8.582 |
2.685 / 8.398 |
3D MARK Wild Life Unlimited |
25.146 |
21.323 |
19.409 |
16.809 |
12.940 |
23.731 |
20.138 |
22.312 |
3D MARK Wild Life Stress Unlimited |
26.091 / 17.919 |
20.765 / 12.185 |
20.955 / 14.665 |
16.906/8.538 |
12.583/6.023 |
23.965/ 19.531 |
21.197/8.840 |
23.330 / 18.964 |
Estos test reflejan una condición muy concreta, pero es evidente que nos permiten comparar de forma muy directa dispositivos. El iPhone 17 Pro Max, a la espera de ver qué ocurrirá con los primeros Android que empiecen a montar el Snapdragon 8 Elite Gen 5, es el móvil más potente que ha pasado por nuestras manos. Tiene menos RAM que alternativas que montan Qualcomm y MediaTek, pero tanto en CPU como, sobre todo, en GPU, es una auténtica bestia.
En procesador no tanto, pero si comparamos el A19 Pro del 17 Pro Max con el A19 Pro del iPhone Air y el A19, vemos que no hay tanta diferencia en puntuación de CPU, pero en los dos test que exprimen la GPU hay un salto considerable. Ese salto lo podemos ver no tanto en el test Wild Life Unlimited, sino en el Stress Unlimited debido a la mejora en disipación de calor.
Antes de ir con ese tema, que tiene más chicha de la que parece, tengo que decir que jugar a cualquier título con una calidad visual de consola es un auténtico gustazo en este iPhone. ‘Death Stranding’, ‘Destiny’ o ‘Alien Isolation’ no sólo van extremadamente fluidos, sino que cuentan con una calidad visual imponente e impensable hace no tanto tiempo.
Son los juegos que más y mejor exprimen la potencia del SoC, pero también la pantalla y el sonido, y si unimos este iPhone con un mando que lo convierta en algo tipo Nintendo Switch 2, tenemos una combinación excelente para disfrutar de los videojuegos. Por cierto, dos apuntes: cuenta con USB 3 hasta 10 Gb/s compatible con salida de vídeo (bien) y parte de 256 GB (que, como quieras grabar contenido y hacer fotos en RAW, se van a quedar cortos enseguida).
Y la -otra- gran pregunta es… ¿qué tal la temperatura?
La cámara de vapor y el cuerpo de aluminio
Pues coge grados con facilidad, como cualquier móvil, pero especialmente como cualquier iPhone. El calentamiento es un problema ya habitual en los móviles de Apple, uno que en meses más fríos pasa desapercibido, pero que en verano es evidente al hacer algo tan sencillo como grabar vídeos por la calle.
En el análisis del iPhone 17, mi compañero Antonio comenta que hay momentos en los que es incómodo entre las manos y otros en los que el terminal se protege mediante el ‘thermal throttling’.
En sesiones extensas de juego, el chip baja de frecuencia para intentar bajar la temperatura, y no es raro que el brillo también disminuya. Eso sí, comenta que el rendimiento no sufría demasiado, por lo que aunque caliente, las medidas adoptadas por el procesador han sido suficientes.
En el caso del iPhone 17 Pro y Pro Max, la cosa cambia: se calienta, sí, pero no he tenido problemas ni de bajón de rendimiento ni de bajada de brillo. ¿Motivo? Puede que las condiciones ambientales, pero seguro que el nuevo diseño de Apple tiene mucho que ver aquí.
Por fin, se han dado de bruces con la realidad y ese cambio de diseño, a la vez que responde a la necesidad de una novedad estética, llega para intentar aplacar el problema del sobrecalentamiento. El cristal de las últimas generaciones, así como el acero y el aluminio, son materiales ‘premium’, pero no buenos a la hora de disipar el calor.
En esta generación de iPhone Pro, el chasis unibody de aluminio convierte el cuerpo del terminal en un disipador de calor. Además, Apple ha introducido una cámara de vapor, algo que llevamos pidiendo años y que otras marcas ya habían implementado. Se trata de un sistema de disipación que ha demostrado ser muy efectivo a la hora de bajar grados del SoC y mantener el rendimiento.
¿Funciona? Ya digo que no me he encontrado con ‘thermal throttling’ y, aunque el cuerpo sí coge temperatura cuando estamos grabando vídeo o jugando a videojuegos, es algo completamente normal. No ha llegado a molestar entre manos y que el cuerpo se caliente implica que ese calor se está distribuyendo por el mismo. Eso sí lo he apreciado: en lugar de calentarse mucho en un punto concreto como generaciones pasadas, ese calor se distribuye por los laterales y la trasera.
Tiene mucho sentido gracias a que ese aluminio es un mejor conductor del calor. Depende de muchos factores como la aleación y el grosor, pero se estima que la conductividad térmica, en vatios por metro y kelvin, de los tres materiales es la siguiente:
Apple habla de un 40% más de rendimiento sostenido gracias tanto al chasis como a la cámara de vapor, y por mis pruebas, puedo decir que aunque el calor está ahí (es lógico), el rendimiento no se ha resentido.
Ahora bien, una duda que tenía era hasta qué punto convertir el móvil en un enorme disipador sería incompatible con el uso de una funda que pudiera interferir en el proceso. Para comprobarlo, hice una pequeña barbaridad: pasar cinco veces un test que ya hace 20 pruebas de estrés con cada pasada para ver si el estrangulamiento térmico llegaba antes con la funda.
Para ello, pasé cinco veces seguidas el test con funda, esperé que se enfriara y repetí, pero sin funda. Los resultados son los siguientes:
con funda |
sin funda |
|
---|---|---|
pasada 1 |
24.559/18.828 |
26.091/17.919 |
pasada 2 |
23.818/18.070 |
23.327/15.721 |
pasada 3 |
21.420/15.789 |
18.528/15.234 |
Pasada 4 |
24.123/16.522 |
20.977/12.113 |
pasada 5 |
21.596/12.746 |
17.589/13.132 |
Para mí no tienen ningún tipo de sentido, ya que las puntuaciones son mejores con la funda que sin ella, pero aunque este test es algo que en el día a día va a ser difícil replicar (a no ser que se exporten 200 fotos RAW de una tacada), hay dos cosas interesantes.
La primera, que no importa si usas funda porque el móvil va a disipar por el módulo de cámara y por la pantalla. La segunda es que, aunque coge temperatura, algo que también he notado es que se enfría con facilidad.
A falta de que llegue otra vez el calor, buenas sensaciones con los cambios internos y externos de Apple.
Sistema: iOS 26 con transparencias a tutiplén
Tanto el diseño como el software habían sido continuístas estas últimas generaciones de iPhone, pero los nuevos modelos han roto no sólo con el cambio físico, sino con iOS 26. Se trata de un enorme salto numérico para igualar las versiones de los diferentes dispositivos de la compañía, y ese cambio es palpable a nivel visual.
iOS 26 apuesta por las transparencias, por un sistema que me recuerda la estética Frutiger Aero o Web 2.0 Gloss de la que Windows Vista fue el mayor exponente. Y tengo que decir que, si bien el primer día lo odié hasta el punto de aplicar ciertos trucos para limitar todo lo posible esas transparencias, poco a poco me ha ido ganando.
Hay dos grandes cambios aquí. Por un lado, el estético, con las mencionadas transparencias, efectos visuales bastante atractivos y rediseños aquí y allá para crear una interfaz más limpia (un ejemplo es la aplicación de fotos). Por otro, el funcional, con botones más grandes que se notan a la legua en la app de entrenamiento, pero también en las alarmas o en ajustes de la cámara.
De hecho, es curioso que en la propia app de cámara haya algunos botones enormes y otros ajustes (como la resolución de los vídeos) con una fuente bastante chiquita). Todo lo que sea accesibilidad en elementos claves, como la alarma, me parece genial.
Pero luego tenemos el elefante en la habitación llamado AI, o Apple Intelligence. Mientras marcas como Samsung y Google se han volcado con la IA en cada rincón del sistema, Apple ha sido algo más conservadora. Por ejemplo, el buscador tiene mucho más en cuenta el contexto de una foto a la hora de buscar similares (algo que ya había bien antes, todo hay que decirlo), pero hay funciones aquí y allá que vale la pena comentar.
Siri me sigue pareciendo igual de básica en muchos aspectos, pero con la integración de ChatGPT es algo más competente y no hay que hablarle de forma tan robótica. Además, tiene más ‘consciencia’ sobre el contenido de nuestro teléfono. ‘Búsqueda visual’ es el Google Search de toda la vida y funciona bien: en una captura de pantalla, rodeamos un elemento y nos da resultados similares.
Y la traducción simultánea también funciona de forma correcta en aplicaciones como ‘Mensajes’. ¿Qué sigue faltando? Pues la función de replicar el iPhone en la pantalla del Mac (algo que en España sigue sin estar disponible) y un filtro de llamadas competente.
La semana que estuve analizando el Pixel 10 Pro no recibí ni una llamada de SPAM. Al cambiar al Honor Magic V5 y a mi iPhone 16, volvieron a freírme tanto con estafas como con llamadas comerciales. Cuando instalas iOS 26, o si compras un iPhone con el sistema ya instalado, puedes elegir activar un filtro que, en mi experiencia, es matar moscas a cañonazos. Me explico.
Básicamente, se trata de una función que redirige todas las llamadas entrantes a un ‘prebuzón’ de voz en el que quien llama debe decirle a Siri “soy fulano y quiero hablar con mengano” y Siri, en paralelo, nos da esa información en pantalla. Suena bien, pero hay un problema: la semana que he tenido la función activada no he recibido ninguna llamada de SPAM porque nadie ha querido identificarse ante Siri.
He hecho la prueba con un conocido borrando el número de la agenda y, si no se identifica, el iPhone ni me avisa de que me han llamado. Si es un comercial, no se va a identificar, pero si es un repartidor que va con prisas, tampoco. Lamentablemente, he tenido que desactivar el filtro.
Batería: el tamaño importa (y da tranquilidad)
Antes de pasar a la cámara, vamos con la batería. Si la pantalla es un elemento de peso a la hora de elegir el Max, la batería ocupa el mismo lugar. Apple no da cifras, pero gracias al ‘despiece’ de los móviles sabemos que la versión con NanoSIM (la que se puede comprar en Europa) tiene una batería de 4.832 mAh. La que sólo tiene eSIM sube hasta los 5.088 mAh debido a que hay menos compromisos internos.
Tenemos en el mercado móviles de 5.000 mAh desde hace mucho, también de 6.000 sin necesidad de irnos a armatostes, pero con esos 4.832 mAh, el rendimiento de la batería del iPhone 17 Pro Max es impresionante.
En mis pruebas (usando cámara durante bastantes minutos en pantalla, mucho visionado de contenido, redes sociales y uso en exterior con brillo alto, así como alguna partidilla a los juegos antes mencionados), no he bajado de las seis horas y media/siete de pantalla. En días, implica que lo cargué el sábado por la noche y lo usé todo el domingo, todo el lunes y un ratito más de la mañana del martes antes de que me pidiera enchufe.
Me parece una muy buena autonomía y, aunque si usas el Always-on Display será algo menor, el día de uso está garantizado. Incluso grabando en LOG o a 120 FPS, la batería aguanta perfectamente (otro tema es el almacenamiento). Como ejemplos de consumo, te dejo el porcentaje de batería que “comen” cuatro acciones:
- 30 minutos de vídeo de YouTube en 4K: 1%
- 30 minutos jugando a ‘Destiny’ en calidad ‘Alta’ a 60 FPS: 7%
- 30 minutos grabando en 4K120: 9%
- 30 minutos grabando en Log: 11%
Respecto a la carga, con un cargador PD de 125 W, muy superior a lo soportado por el móvil, he tenido los siguientes tiempos:
- 10 minutos – 25%
- 20 minutos – 43%
- 30 minutos – 61%
- 40 minutos – 76%
- 50 minutos – 83%
- 60 minutos – 89%
- 70 minutos – 95%
- 80 minutos – 98%
- 86 minutos – 100%
Para realizar la medición, desactivé la optimización de carga que viene activada por defecto y que “aprende” del uso para ralentizar la carga hasta el 100%. Aun así, como se puede ver, a partir del 60% la carga se va volviendo más lenta (algo que también se nota en la temperatura del teléfono, ya que ese 40% restante carga sin calentarse lo más mínimo).
Puedes activar tanto la cargan inteligente como el límite de carga hasta cierto porcentaje. Mi recomendación es seguir esa “norma” de activar el 80%. Con la eficiencia del A19 Pro y la capacidad de la batería, vas a seguir llegando sobrado al final del día de uso intensivo (de nuevo, si no te pasas con la grabación de vídeo).
Por lo demás, es compatible con MagSafe de 25 W y también con cargadores que sigan el estándar Qi2, también de hasta 25 W.
Cámaras: versatilidad con algún que otro asterisco
Llegamos a mi apartado favorito del análisis del iPhone 17 Pro Max con una reflexión inicial: Apple deja a un lado la espectacularidad de las imágenes que podemos captar y vuelve a apostar por la estabilidad entre sus cámaras y unos resultados más “realistas”. Es mi acercamiento favorito a la fotografía computacional, pero aun así, hay asteriscos que debemos comentar.
Antes de nada, voy con la aplicación de cámara. Este año no puedo decir que es similar a las anteriores porque iOS 26 ha cambiado bastantes cosas, pero seguimos teniendo el carrusel inferior con las opciones principales, algunas extra como los estilos, el modo noche o el flash en un recuadro de la parte superior derecha, la elección rápida de resolución y tipo de disparo arriba a la izquierda y… poco más.
La app sigue siendo minimalista, con muchas opciones importantes e imprescindibles en el apartado ‘Cámara’ de los ‘Ajustes’ del teléfono. Te recomiendo echar un ojo porque es lo que nos permite determinar si queremos que tire a 12 o 24 Mpx por defecto, la resolución del vídeo, la tasa de FPS de las grabaciones y, en este modelo Pro, tres formatos de RAW: JPEG sin pérdida, JPEG-XL sin pérdida y JPEG-XL con pérdida.
Esto es igual de confuso que el año pasado y JPEG sigue siendo el nombre que dan al formato, porque el resultado no es un .jpeg sino un DNG. Más adelante veremos si la imagen cambia algo al tirar con o sin pérdida, pero te recomiendo que te lo pienses porque el tamaño sí varía muchísimo:
Formato |
Tamaño |
---|---|
JPEG a 24 Mpx |
3,6 MB |
JPEG a 48 Mpx |
5,7 MB |
JPEG sin pérdida |
67,9 MB |
JPEG-XL sin pérdida |
40 MB |
JPEG-XL con pérdida |
16 MB |
Por lo demás, los estilos fotográficos no se han ido a ninguna parte, permitiendo establecer tanto “filtros” (que no son filtros) predeterminados para tus fotos como toquetear los parámetros de color y tono en la app de fotos sin que la imagen pierda calidad. El control de la cámara con el botón lateral funciona exactamente igual que el año pasado y ya digo que lo tengo desactivado.
No he encontrado situaciones que me animen a usarlo o que claramente implique una mejora sobre los botones en la pantalla. De hecho, al contrario: hay veces que tengo una foto enfocada y a punto de disparar y con un roce accidental, se activa ese menú y se va al traste.
Pasando al hardware, estas son las cámaras de este año:
- Principal: sensor estabilizado de 48 megapíxeles con un tamaño de 1/1,28”, píxel de 1,22 micras y apertura f/1.8. La distancia focal es de 24 mm.
- Gran angular: sensor de 40 megapíxeles con un tamaño de 1/2,55”, píxeles de 0,7 micras y apertura f/2.2. La distancia focal es de 120 grados.
- Telefoto: sensor estabilizado de 48 megapíxxeles con un tamaño de 1/2.55”, píxeles de 0,7 micras y apertura f/2.8. Es un 4x óptico.
Apple por fin ha aumentado la resolución del sensor destinado al tele y parece el mismo que el que usan para el gran angular, pero estabilizado. Es más grande que el de 12 megapíxeles de la generación pasada, pero sus píxeles son más pequeños, lo que implica que son capaces de captar menos luz.
También pasamos de un 5x a un 4x óptico, pero gracias a ese aumento de megapíxeles tenemos un 8x híbrido que Apple asegura que es “sin pérdida”.
En total, gracias a los diferentes recortes de los sensores, tenemos una versatilidad que va desde el macro (usa el gran angular) hasta un 8x híbrido con un máximo de 40x digital. Y, dicho esto, vamos con los ejemplos.
Principal
Empecemos por la cámara principal usando tanto el 1x como el 2x (que es un recorte del sensor). Como de costumbre, las sensaciones son extremadamente similares a las conseguidas con modelos anteriores. El procesado de Apple está ahí, pero es sutil y no busca la espectacularidad máxima, lo que implica que ese Smart HDR que se implementó en el iPhone 15 Pro mantenga una coherencia en las últimas tres generaciones.
No me parece mal porque se trata de captar la realidad y hemos llegado a un punto en el que el iPhone es de las mejores cámaras principales de la industria, con un rango dinámico bestial y una consistencia envidiable. Aquí entra en juego ese buen procesado de Apple.
Sigue añadiendo un extra de nitidez artificial, pero no se acerca, ni por asomo, a lo que hacen otros fabricantes. Aquí ya depende del ‘look’ que más nos guste, pero dentro de que también procesa lo que “ve”, el iPhone me parece el menos agresivo del mercado.
Y esto es bueno… y malo. Bueno porque las altas luces están controladísimas y los colores no se van de madre, pero las sombras oscuras se mantienen muy oscuras. Y vale que busque un enfoque ‘realista’, pero no vendría mal algo más de detalle ahí.
Debido al tamaño del sensor, el desenfoque de fondo natural sigue siendo muy bonito, algo que se logra tanto con el 1x como con el 2x a cierta distancia. No hace falta estar pegado al objeto para que ese desenfoque esté presente.
De noche, aunque no quiere convertir la noche en día, hay algunos detalles que podría solventar mejor. Uno es el clásico reflejo de las lentes. Aquí cada fabricante tiene un ‘debe’: unos tienen un destello alrededor de la fuente de luz y otros, como el iPhone, directamente reflejan en otra parte de la imagen ese punto luminoso. El tono también cambia y, en mi caso, se vuelve muy cálido.
Pero bueno, sigue siendo una cámara principal excelente, de las mejores point&shoot porque sabes que, casi siempre, dispares a lo que dispares va a salir bien. Que el sensor sea grande y las lentes luminosas implican que entra mucha luz y puede disparar a velocidades relativamente altas en cualquier situación.
Gran angular y macro
El gran angular es, directamente, el mismo que ya vimos la generación pasada, cuando tuvimos un aumento considerable de megapíxeles que se tradujeron no en la posibilidad de sacar fotos a 48 Mpx o 24 Mpx, sino a 12, pero con mayor detalle gracias al pixel bining.
Sea por estrategia o por atención a las críticas, con el iPhone 17 Pro podemos sacar fotos a 12 Mpx, 24 o 48 Mpx con el gran angular. De hecho, el tamaño por defecto para los tres sensores es 24 megapíxeles.
Y los resultados… me gustan. Sigue un peldaño tras grandes angulares tan espectaculares como los de OPPO, pero hay una ganancia en nitidez y detalle. De noche es donde más se diferencia del sensor principal en cuanto a detalle, pero algo que me ha gustado es que el procesado salva muy bien las fuentes de luz.
Esta composición es compleja porque combina zonas muy oscuras con unos carteles luminosos que en muchos móviles salen quemados (en el Pixel 10 Pro, sin irnos muy lejos). Los resultados del 17 Pro Max no son los naturales porque da un tono azulado al cartel, pero al menos no está quemado y tiene texto legible.
También es el que permite el macro y, aunque hace falta buen pulso y es complicado calcular la distancia óptima, está ahí por si lo queremos usar. Como ocurre con el gran angular, no es el mejor de su clase, pero cumple. No son, tampoco, mis cámaras favoritas de este iPhone.
Telefoto
El tercero en discordia es el telefoto. Aunque puede parecer un ‘downgrade’ pasar de 5x a 4x, considero que es acertado por los beneficios en cuanto a versatilidad. Pasar de un 2x híbrido a un 5x en la generación anterior me parecía un salto enorme porque supone pasar de un 48 mm (si hablamos en términos de objetivos fotográficos) a un 120 mm.
Es un salto demasiado grande para muchas situaciones, por lo que un 4x (equivalente a un 100 mm) me parece más acertado. Apple aquí ha jugado la misma carta que en su día con el salto al sensor principal de 48 mm: tienes más megapíxeles y, por tanto, el zoom más largo va a ser un recorte del centro del sensor.
¿Es digital? Sí, pero no es un zoom que se “invente” la imagen y luego la limpie mediante algoritmos, sino un recorte del sensor como podríamos hacer manualmente al tirar una foto de 48 Mpx y luego eligiendo la zona central de la misma. ¿Tiene calidad óptica como promete la compañía? Eso ya es más discutible.
El telefoto , al igual que el sensor principal, no busca la espectacularidad, sino la regularidad. Mantiene muy, muy bien los colores respecto a la cámara principal y no tenemos ni un exceso de nitidez artificial ni unos colores o contraste superpotenciado que nos ofrezcan una imagen más espectacular de lo que es en realidad.
Esto, como siempre, va en gustos, pero para mi día a día, lo prefiero así. Si luego quiero llevar al límite los colores, siempre puedo tirar en RAW y editar.
En general, me parece un tele espectacular por ese enfoque realista y por la cantidad de detalle que logra sacar. El procesado también es muy respetuoso con lo que interpreta, pero es un telefoto que me ha dejado muy frío en dos situaciones muy concretas.
Aquí, y estando a la distancia óptima de enfoque, considero que los resultados no son aceptables. Son fotos planas en entornos que tienen muy buena luz, carentes de detalle, textura y hasta desenfocadas. No fueron fotos que tirara a lo loco, sino parándome y pulsando en el recuadro de enfoque.
Por otro lado, el enfoque es un peligro. En el análisis del Pixel 10 Pro ya comenté que el móvil decide qué cámara es mejor para sacar una foto cuando usamos el telefoto, si la principal, pero con zoom digital que simule el 5x, o el propio 5x óptico.
No lo hacía bien y su abuso de IA generativa nos daba imágenes con elementos falsos (en las letras y texturas), pero al menos se podía desactivar. En el caso del iPhone 17 Pro Max, no se puede elegir con qué objetivo tiras una foto.
Es decir, si el móvil considera que estás un par de centímetros más cerca de un objeto de lo que deberías como para usar el teleobjetivo, lo que hace es usar la cámara principal. Es algo idéntico a lo que hace con el macro, pero mientras en esa situación podemos tocar el simbolito de la flor para forzar el uso de la cámara principal, con el tele no pasa.
Es mirando los resultados cuando los metadatos nos “chivan” con qué objetivo lo hemos hecho. Y créeme cuando te digo que se nota. Y mucho. Era imposible que el tele tuviese tanto procesado digital, así que miré los metadatos… y ahí estaba el “Cámara principal”.
He podido replicar mucho esta situación a lo largo de una semana, pero en la mayoría de casos la diferencia ha sido de mover el móvil un par de centímetros hacia atrás. El cambio es notable:
Es algo que conviene tener en cuenta porque si lo que quieres es tirar en 4x en interiores o a elementos “cercanos” para lograr un desenfoque de fondo natural pronunciado o ‘aplastar’ la imagen, es posible que muchas veces no estés usando ese tele, sino la cámara principal.
Y es una pena porque el desenfoque que se logra cuando usas el 4x con elementos cercanos es tremendo. Además, la imagen es mucho más natural cuando realmente usa el 4x (lógicamente, ya que lo otro es artificial).
Pero bueno, comentado este detalle, que no es más que una regla física de enfoque y porque Apple ha introducido esa distancia generosa para enfocar, es un teleobjetivo que me ha gustado tanto con el 4x como con el 8x híbrido. Donde está muy, muy por detrás de los rivales es cuando queremos usar un zoom digital.
Un 20x se mantiene usable, pero el 40x máximo da como resultado una imagen carente de todo tipo de detalle. ¿Cómo lo están resolviendo los demás? Con IA generativa que se inventa lo que interpreta en la imagen, así que me parece casi peor ese remedio.
Retrato
Donde el telefoto me parece impecable es a la hora de hacer retratos. Desde hace un par de generaciones, lanzando una foto a un animal o persona, el iPhone automáticamente captura todos los datos de la escena para permitirnos ajustar con precisión el nivel de desenfoque en edición.
Lo podemos hacer con la cámara principal o el tele y el nivel de detalle, naturalidad a la hora de trabajar la piel y las texturas tanto de la piel como de la ropa y pelo me parecen muy, muy buenas.
Si ampliamos, podemos ver que el nivel de separación del fondo sin usar el modo retrato es aceptable, y si aplicamos el modo retrato, también recorta de forma bastante precisa.
Esto, claro, va a depender mucho del fondo, como se puede apreciar en esta imagen en la que el pincel que la chica sujeta con la boca sale distorsionado. Ahí nos va a tocar juguetear en edición con la profundidad de campo para tener el resultado deseado.
Si comparamos el retrato hecho con la cámara principal, pero en 2x, vemos que hay un cambio de tono (imagino que al capturar más imagen global y calcular de otra manera), peso esas texturas generales se siguen manteniendo a un muy buen nivel.
RAW y 48 Mpx
Una de las características destacadas de los iPhone Pro sigue siendo la posibilidad de disparar en formato RAW. Es un RAW procesado, pero que nos da más manga ancha a la hora de editar la fotografía.
Lo bueno es que, si estamos dentro del ecosistema de Apple (con la app de editar nativa o con programas en Mac como Pixelmator), editar estos RAW es de lo más sencillo. Para un uso más avanzado, es un formato que se agradece, aunque hay que decir que sigue siendo una imagen procesada y no un RAW ‘crudo’.
También podemos disparar a resolución completa y el SoC es capaz de calcular los parámetros de la imagen (sombras y altas luces) de forma muy similar entre una foto a 24 Mpx y otra a 48 Mpx. En las últimas generaciones, esto ya no es un problema para los móviles más potentes.
Si embargo, considero que disparar a resolución completa sólo sería necesario si queremos imprimir algo a gran tamaño, ya que con las posibilidades del 2x y el 4x nativo, no veo tanto sentido a realizar una ampliación posterior de un punto concreto.
Sí, claro, tiene más detalle y menos sharpening artificial, pero hay que realizar una ampliación al 100% para apreciar ese detalle y, en el día a día, no creo que compense consumir más espacio de almacenamiento. Al menos al usuario promedio.
Respecto al formato de RAW, esto debemos cambiarlo desde el menú de ajustes de la cámara, no desde la app de ajustes, y son tres formatos que ‘comen’ una cantidad de almacenamiento muy distinta y que ofrecen la suficiente versatilidad como para, con un par de clics, conseguir más detalle en algunas zonas que si usáramos el modo automático.
¿Mi opinión? Si mañana me fuera de vacaciones a Roma, usaría el JPEG-XL con pérdida. Es algo menos versátil, pero aun así me permite levantar una buena cantidad de información en las sombras y tener detalle en las altas luces sin necesitar una burrada de espacio. Para unas vacaciones, es el que elegiría. Para un trabajo más profesional, como fotos de detalle a otro dispositivo, por ejemplo, sí me decantaría por alguno de los dos modos sin pérdida.
¿Por cuál? Complicado saberlo, ya que los dos me parecen muy similares en los ejemplos que he capturado.
¡Ah! Algo curioso., Al momento de escribir estas líneas, la app Indigo (como la GCam, pero para los iPhone) no es compatible con el iPhone 17 Pro. Es algo de lo que te avisa nada más abrirla y es una lástima porque me habría gustado ver las diferencias entre una foto tomada con la app nativa y esta de Adobe.
Frontal
Si los 48 Mpx del teleobjetivo son un cambio, el otro es la cámara frontal. El más notorio no es el salto de los 12 Mpx a los 18 Mpx, sino el paso de un sensor rectangular a uno cuadrado que es, en esencia, un gran angular. Para fotos grupales, eso es una ventaja evidente por un motivo claro: entran muchos más en la escena.
Pero incluso aunque te hagas fotos a ti mismo, permite que haya muchísimo más contexto en la fotografía.
Ya da más igual que pongas el móvil en vertical u horizontal: si detecta gente, se ajusta automáticamente para que entren. Si no, tienes un iconito que es el que desbloquea el tamaño completo del sensor para capturar toda la información posible.
Cuando lo anunciaron, consideré que era un cambio menor, pero tras hacer alguna foto grupal en la que incluso sobra espacio por los laterales, comprendí que es algo que, a cierto tipo de usuario, le va a venir genial. Y lo bueno es que Apple no ha distinguido aquí entre compradores: los tres iPhone de este año tienen el mismo sensor frontal.
Vídeo
En vídeo sí se nota esa división entre usuarios ‘Pro’ y ‘no Pro’. Lo primero: podemos grabar en Log, en Dolby Vision y tenemos la opción de hacerlo hasta 120 FPS o 100 FPS. Me encanta que la aplicación, de un solo toque, nos permite cambiar las opciones y la “región” de la grabación sin tener que irnos a ajustes.
Grabación en varias situaciones con todas las focales.
Ahora bien, prepara el almacenamiento porque los formatos POG y HDR consumen mucho. Muchísimo. Media hora de vídeo Log 4K30 son unos 190 GB. Y si quieres grabar HDR o Log en 4K60 o 4K120, el móvil no te deja a no ser que conectes un SSD externo.
Prueba de enfoque primero con principal, luego con 4x.
Este formato Log nos permite una gran versatilidad a la hora de editar los colores, pero está pensado para un usuario tremendamente concreto. El público general seguramente esté más que satisfecho con una grabación estándar que me sigue pareciendo imbatible tanto por su enfoque natural y preciso como por una estabilización total gracias al sensor estabilizado.
Prueba de estabilización.
Los colores son naturales, los movimientos muy suaves y la combinación de calidad de imagen y sonido hacen que, en mi opinión, sea el móvil que mejor graba en cualquier situación.
iPhone 17 Pro Max, la opinión de Xataka
Llegamos al final del análisis del iPhone 17 Pro Max y es complicado condensar todo esto en un par de párrafos. El año pasado pedíamos más opciones de captura y resolución con las cámaras, así como un necesario paso a los 48 megapíxeles para el telefoto. Han cumplido en eso, pero también en el otro anhelo: un mejor sistema de disipación.
Junto al cambio de diseño, que me parece muchísimo más cómodo entre manos gracias a los laterales redondeados, la inclusión de la cámara de vapor me parece un acierto absoluto, a la ve que muy necesario. El móvil no sólo rinde a plena capacidad durante toda la sesión, sino que el calor se reparte de forma uniforme por el cuerpo sin que queme en un punto localizado.
Falta ver cómo se comportará en verano, cuando el calor apriete, pero en mis pruebas, esta es la mayor mejora en un iPhone Pro que he visto en años porque lo agradecerán tanto los que aprovechen las capacidades del A19 Pro como los que, simplemente, usen el móvil para hacer fotos cuando haga calor.
Por lo demás, es un terminal tan continuista como cualquier iPhone anterior y como casi todos los gama más alta que tienen una versión anual. Es complicado reinventar la rueda y Apple vuelve a sumar sobre lo que ya estaba construido. Esos cimientos eran buenísimos en términos de pantalla, sonido, diseño y rendimiento fotográfico, y considero que el iPhone 17 Pro y Pro Max ahora son aún más redondos.
Donde queda camino por recorrer es en una inteligencia artificial a la que Apple dio muchísima importancia el año pasado y por la que han pasado de puntillas en la presentación de los nuevos móviles. Está, simplemente, bien, pero hay opciones que quedan a medias (Image Playground) o que, directamente, no terminan de funcionar (el filtro de llamadas).
Otro detalle importante es el precio. Con el iPhone 17 Pro, Apple pegó un salto de 100 euros respecto a la generación anterior, pero en el caso del 17 Pro Max, se parte del mismo: 1469 euros. Es un dineral y si vas a sacar partido a la grabación en Log o fotos RAW te recomiendo ir a por el de 512 euros, pero al menos hay que mencionar que no han subido el precio en esta categoría.
Ahora bien, la valoración más personal es que, si tienes un iPhone 15 Pro Max o un 16 Pro Max, como suele pasar, el cambio no estaría muy justificado por las novedades que se introducen. Están ahí, sí, pero una característica de los iPhone es su largo recorrido y esas dos generaciones anteriores siguen siendo excelentes tanto en rendimiento como en fotografía y pantalla.
Si vienes de un modelo anterior o lo que buscas es una pantalla más grande, el cambio sí podría estar justificado, siempre teniendo en cuenta que estos modelos Pro tienen, al margen del telefoto, muchas características que puede que no utilices, como las fotos RAW o los vídeos en Log.
De hecho, si no es por el tamaño de la pantalla, el iPhone 17 me parece el más jugoso de los lanzados esta generación. Si quieres pantalla sí o sí, adelante porque es una gozada.
9,2
Diseño 8,75
Pantalla 9,25
Rendimiento 9,5
Cámara 9,25
Software 9,25
Batería 9,25
A favor
- La pantalla y altavoces son un espectáculo para consumir contenido.
- El A19 Pro es una bestia, y ahora sí tiene una disipación a la altura.
- Una batería que no te acabas.
En contra
- El ‘scratchgate’ está ahí y la funda se vuelve imprescindible.
- El nuevo telefoto es útil, pero falta ambición en el zoom digital.
- Apple Intelligence sigue por detrás de lo que vemos en Android.
iPhone 17 Pro MAX de 256 GB: Pantalla de 6,9 Pulgadas con Promotion, Chip A19 Pro, la Mayor autonomía en un iPhone, Sistema de cámaras Pro Fusion, cámara Frontal Center Stage; Azul Intenso
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Imágenes | Xataka
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