May 12, 2025
Inicia la vigilia del humo blanco que anunciará la elección del nuevo Papa.
El Mundo

Inicia la vigilia del humo blanco que anunciará la elección del nuevo Papa.

A partir del miércoles 7 de mayo, la Iglesia Católica se embarca en un cónclave crucial, destinado a elegir al siguiente Papa en un ambiente sumamente incierto. Esta elección no solo está marcada por la inestabilidad, sino también por la reflexión sobre el legado del ahora fallecido Papa Francisco, quien dejó una impronta significativa en la Iglesia, lo que ha generado divisiones sobre su continuidad. Adicionalmente, el elemento político ejercerá un peso inevitable en el proceso.

La noche del martes 6 de mayo, un total de 133 Cardenales convocados comenzaron a establecerse en sus residencias en Santa Marta y Santa Marta Vieja, donde se han realizado renovaciones significativas para el evento histórico que se avecina.

En este 7 de mayo, la primera ceremonia será una misa titulada ‘Pro eligendo Romano Pontifice‘, presidida a las 10:00 Hora Local (8 GMT) por el cardenal Dean Giovanni Battista Re, marcando así el inicio oficial del cónclave.

No obstante, el punto de partida del proceso electoral no es del todo claro. Existe una expectativa generalizada de que comenzará con una llamada, y con ello podrían surgir sorpresas inesperadas tanto dentro como fuera del ámbito católico.

A pesar de que los votantes se afirman estar guiados por el Espíritu Santo en su decisión, son plenamente conscientes de que la dinámica política no podrá ser ignorada. Como en todas las elecciones, la política jugará un papel relevante y será un elemento que influirá en las decisiones que se tomen.

Uno de los aspectos más complejos del cónclave es la notable falta de figuras y tendencias claramente definidas que puedan aspirar al trono de Pedro. Informaciones recientes sugieren que el grupo de cardenales convocados es altamente heterogéneo, representando más de 70 países distintos. Solo veinticiparticiparon en cónclaves anteriores, y la mayoría de ellos no se conocían antes del fallecimiento del Papa Francisco. Este contexto añade una capa de inexperiencia y confusión al proceso electoral.

Esa confusión no es solo teórica; se reflejó en las liturgias previas a la votación. Durante el período de ‘nueve días de luto’ por la muerte del Papa, las homilías y declaraciones se convirtieron en un espacio para enviar mensajes al cuerpo electoral. En un principio, se observó cierta inclinación hacia la continuidad del legado pontificio anterior. El ministro de Roma, Baldassare Reina, enfatizó: “No es hora de regresar o reactivar el poder de los poderes”.

Mientras tanto, Pietro Parolin, el Secretario de Estado del Vaticano y uno de los candidatos considerados como posibles sucesores de Francisco, instó a los cardenales a “vivir su legado”. De manera similar, Mauro Gambetti, Arcipríncipe de San Pedro, utilizó una metáfora rural para expresar su postura, elogiando a las ovejas fieles y advirtiendo sobre aquellos que se rebelan, los cuales terminan “en el fuego eterno”.

Adicionalmente, ha habido tensiones palpables entre las diferentes facciones. Como es común en cada campaña electoral, en los días previos a la votación, los ataques, filtraciones y maniobras discutibles están a la orden del día. Las biografías de los candidatos son revisadas meticulosamente, y cada gesto y publicación es analizado con lupa. Este tipo de prácticas, que son parte de la historia de los cónclaves, alcanzaron su apogeo durante el Renacimiento.

Los nombres de peso se ven envueltos en estas controversias. Por ejemplo, Pietro Parolin ha sido objeto de especulaciones sobre su salud, ya que se ha reportado que enfrenta problemas de presión arterial, aunque el Vaticano ha desmentido estos rumores. Por otro lado, el cardenal Luis Antonio Tagle, también considerado entre los posibles sucesores, ha estado bajo fuego por su interpretación de la canción ‘Imagine‘ de John Lennon y por su discurso controversial en Cáritas Internacional.

Incluso Tarcisius Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio, ha sido objeto de escrutinio tras aparecer en un autobús, lo cual generó ruido en el campo del Vaticano.

Adyacente a ello, han surgido rumores sobre posibles fracturas internas en el cónclave. En una entrevista con algunos periodistas internacionales, uno de ellos de la revista ‘América‘, se insinúa que Beniamino, que figura como una influencia clave en el entorno de Parolin, habría reprochado al Papa Francisco por permitir que los laicos y las mujeres asumieran responsabilidades de gobierno en la Curia Romana. Aunque la Santa Sede no emitió comentarios al respecto, es relevante señalar que esta práctica ya existió bajo los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El cardenal Dominique Mamberti, Protodiácono, en su intervención durante la misa final del ‘Novedad‘, rindiendo homenaje al pontífice fallecido, dijo solemnemente: “Francisco era fiel hasta el extremo. En su enseñanza, en sus viajes y en su estilo de vida, predicó la alegría del evangelio y expuso a los poderosos que Dios debe ser obedecido antes que a los hombres”.

Esta temática se extiende más allá de la mera lista de candidatos; refleja una percepción de un distanciamiento entre Francisco y Parolin en los últimos años de su pontificado. Parolin, con un perfil moderado, podría ser aceptado o incluso respaldado por sectores más conservadores del Colegio Cardenalicio. Sin embargo, la gran interrogante es si podrá también obtener el apoyo del ala progresista.

Los desafíos del cónclave han sido un tema recurrente en las entrevistas. Anders Arborelius, de Suecia, admitió que apenas conocía a treinta de sus colegas. Por su parte, John Ribat, de Papúa Nueva Guinea, expresó de manera elocuente: “Si hay un candidato único, el cónclave será breve. Si no, puede extenderse”.

Con todos estos elementos en consideración, la Iglesia se prepara para una decisión histórica que podrá definir el futuro del catolicismo en los años venideros. Lo que acontezca bajo los frescos del juicio final, o dentro de las discretas salas de Santa Marta, puede determinar el rumbo de la Iglesia Católica en tiempos venideros.