Inmediatamente después, Intel y AMD fueron demandadas. – La nación

El interior de un cohete dice mucho más de lo que parece a primera vista. Más allá de su función militar, también es el resultado de una cadena transfronteriza de diseño, fabricación y distribución. En varios análisis realizados en UcraniaLos técnicos han identificado componentes extranjeros integrados en las armas rusas. Esta información por sí sola no explica cómo llegó allí, pero abre una investigación que comienza en el área técnica y finalmente conecta con el comercio internacional y los tribunales.
De esta forma, esta referencia se traslada al ámbito jurídico. Esta semana se presentaron múltiples demandas civiles en el tribunal estatal de Texas en Dallas en nombre de docenas de ciudadanos ucranianos contra Intel, AMD y Texas Instruments, así como contra Mouser Electronics, un importante distribuidor de componentes vinculado a Berkshire Hathaway. Los demandantes alegan que a pesar de las sanciones aplicables, estas empresas no impidieron que los chips restringidos fueran revendidos a través de terceros. La elección del lugar no es casualidad, ya que las empresas antes mencionadas tienen presencia operativa en este estado federado.
La acusación en una frase. Como informa Bloomberg, Las demandas alegan que las empresas sufrieron lo que los abogados llaman “ignorancia deliberada”, una ignorancia deliberada del desvío de chips a Rusia a través de intermediarios predecibles. Los demandantes dicen que hay pruebas razonables de que los componentes de estas empresas se están revendiendo en violación de las sanciones estadounidenses, pero alegan que no se han reforzado los controles para evitarlo. Este fracaso es la base para una acusación más amplia de negligencia empresarial en el control de exportaciones y la prevención de desvíos.
Entonces, ¿cómo llegan las patatas fritas? El trasfondo de la disputa legal son investigaciones que desde hace mucho tiempo señalan la presencia de tecnología extranjera en las armas rusas. Vladyslav Vlasiuk, representante presidencial de Ucrania para la política de sanciones, le dijo a CNN en septiembre que muchos de estos componentes son de doble uso y que su entrada en programas militares suele producirse a través de intermediarios y empresas fachada.
Las demandas no se basan sólo en un planteamiento general, sino en episodios concretos. Los escritos citan cinco ataques entre 2023 y 2025 que mataron o hirieron a civiles en Ucrania. Según los documentos proporcionados, uno de los ataques involucró drones de fabricación iraní, mientras que otros involucraron misiles de crucero KH-101 y misiles balísticos Iskander de fabricación rusa. En varios casos, los demandantes afirman que los sistemas utilizados contenían componentes electrónicos de las empresas mencionadas.
El foco de las demandas no se limita a los fabricantes. Los documentos judiciales nombran a Mouser Electronics, un gran distribuidor de componentes con sede en Mansfield, Texas, que es propiedad de Berkshire Hathaway desde 2007, cuando la empresa adquirió la empresa matriz TTI. Los demandantes alegan que Mouser facilitó transferencias de chips a empresas fantasma controladas por intermediarios con vínculos con Rusia y que sus decisiones y operaciones logísticas fueron un componente interno relevante de la supuesta conducta. Mouser y Berkshire Hathaway tampoco respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Posición de las empresas y sanciones. Las empresas mencionadas no se han pronunciado públicamente al respecto. Sin embargo, han declarado en el pasado que cumplen con los requisitos de las sanciones, que suspendieron sus actividades en Rusia cuando comenzó la guerra y que se adhieren a pautas estrictas para monitorear el cumplimiento.
Desde el comienzo de la guerra, Estados Unidos ha endurecido los controles de exportación de semiconductores y otros componentes electrónicos, pero los resultados han sido mixtos. un informe El Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado concluyó el año pasado que siguen apareciendo componentes fabricados en Estados Unidos en las armas rusas. Como vemos, las sanciones y los controles de exportación no parecen impedir que los chips occidentales acaben en manos de empresas vinculadas al complejo militar ruso.
A partir de ahora, el curso posterior del proceso dependerá de cuándo el tribunal procese las denuncias y se hagan visibles públicamente en los antecedentes penales. A partir de ahí, los jueces decidirán si el litigio continuará y en qué cronograma. Más allá del resultado, el caso se centra en una cuestión difícil de resolver con reglas simples: ¿hasta dónde llega la responsabilidad cuando un componente se revende repetidamente y termina en un uso final prohibido, con consecuencias humanas lejos de su lugar de origen?
Imágenes | Vitaly V. Kuzmín (CC BY-SA 4.0) | Rubaitul Azad
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