October 9, 2025
La Generación Z proclama la inclusión pero lidera las cancelaciones virtuales

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La Generación Z proclama la inclusión pero lidera las cancelaciones virtuales – La nacion

San José, 8 de octubre (Elmundo.CR) – La Generación Z creció bajo el discurso de la diversidad, la representación y la inclusión. Es la generación que más presiona a las empresas por causas sociales, exige transparencia y exige coherencia de los líderes. En cuanto al comportamiento en las redes, la misma generación es también la más activa en promover la llamada ‘cancelación virtual’. La contradicción es clara: por un lado, se incrementa la bandera de la inclusión; Por otro lado, el tribunal digital se convierte en un escenario de exclusión y linchamientos públicos.

Este dilema ganó protagonismo en el debate político brasileño con la tramitación del proyecto de ley 1873/23, que establece que la virtual cancelación criminaliza. El texto prevé penas de prisión de 6 meses a 2 años para quien atente contra el honor o la imagen de alguien en las redes sociales, pudiendo llegar a los 3 años en los casos de perfiles falsos o ataques colectivos. También establece agravantes si existe perjuicio económico para la víctima.

En la práctica, la cancelación virtual funciona como un tribunal paralelo. El acusado no tiene derecho a responder, no puede defenderse y en muchos casos no tiene margen para desistir. La audiencia se desarrolla en tiempo real, con miles de voces fortaleciendo acusaciones, memes y ataques. El resultado puede ser devastador: daño emocional, aislamiento social, pérdida de oportunidades profesionales y destrucción de reputación. Unifoa destaca que los efectos psicológicos de la cancelación digital son comparables al bullying presencial, pero con un alcance mucho mayor debido a la viralización masiva.

La contradicción de la generación z

La Generación Z se define a sí misma como la generación de la inclusión, la diversidad y la justicia social. Estos son los que exigen mayor autenticidad a las marcas y a los líderes. Sin embargo, los estudios demuestran que también son los que más participan en las cancelaciones, especialmente en plataformas como Twitter, Instagram y Tiktok.

Ricardo Dalbosco, médico y especialista en el futuro del trabajo y las comunicaciones multigeneracionales, advierte que la cancelación puede surgir de una buena intención: señalar conductas que se consideran nocivas, abusivas o poco éticas. Sin embargo, la práctica a menudo degenera en linchamientos digitales desproporcionados, donde el propósito deja de educar o responsabilizar a las personas y se convierte en destrucción. El discurso de la empatía se pierde cuando la condena colectiva reemplaza el diálogo y el aprendizaje.

El desafío legal y ético

La diputada Rogéria Santos, autora del PL 1873/23, sostiene que Internet ya no puede ser visto como un “país sin ley” o como un tribunal en el que cada uno evalúa y condena según su visión específica. Para ella, la libertad de expresión no puede utilizarse como escudo para la humillación pública.

Sin embargo, los críticos recuerdan que ya existen en la Ley Penal mecanismos para castigar los delitos contra el honor, como la injuria, la calumnia y la calumnia, y que una ley mal redactada puede abrir espacio a la censura. El riesgo es que un intento de proteger a las víctimas eventualmente se convierta en un instrumento para acallar las críticas legales.

El papel de la generación z en este escenario

El verdadero dilema de la generación Z no es defender la diversidad o la inclusión, sino no ver que la cancelación colectiva da la misma exclusión que critican. Cancelar a alguien sin permitir el diálogo o la recuperación es el ideal de la empatía.

Si la Generación Z realmente quiere liderar transformaciones sociales, debe canalizar la energía de la cancelación en la construcción: educación, diálogo y rendición de cuentas proporcional. De lo contrario, la incoherencia entre discurso y práctica debilita la credibilidad de una generación con un enorme potencial de liderazgo cultural y político.

Más allá de la legislación, la sociedad debe avanzar en medidas concretas:

  • Educación Digital Temprana: Aprender responsabilidad en el uso de las redes, y enfatizar las consecuencias psicológicas y sociales de la cancelación.
  • Responsabilidad sin destrucción: Distinguir crítica constructiva de Lynch, responsabilidad de humillación.
  • Cultura del diálogo: Abrir espacios donde se puedan corregir los errores de aprendizaje, no sólo la exclusión.
  • Coherencia entre discurso y práctica: Quienes defienden la inclusión también deben practicar la empatía ante los errores de los demás.
  • Participación en el debate público: Las propuestas legislativas acompañan y garantizan que las leyes sean equilibradas y abusen de las penas sin limitar la libertad de expresión.

PL 1873/23 es un reflejo de la sociedad hiperconectada en la que vivimos. Más que una ley, es un espejo para la generación Z y para todos nosotros: ¿realmente practicamos lo que predicamos? Es fácil hablar de diversidad; Lo difícil es practicar la bondad, el perdón y la empatía en un entorno digital donde Lynch resulta atractivo.

Si la Generación Z quiere ser recordada como la generación de la inclusión, también tendrá que liderar la transición de una cultura de cancelación a una cultura de diálogo y transformación.

El efecto de la cancelación en la visibilidad de la generación z

El exceso de cancelación virtual ha llevado a que muchos jóvenes de la generación Z adopten una actitud de retraimiento digital. Para evitar el riesgo de exposición, juicio o ataques, reducen su presencia en las redes o permanecen en una zona de invisibilidad.

Aunque esta decisión transmite una sensación de protección inmediata, provoca graves consecuencias estratégicas: sin exposición, los jóvenes dejan de construir una marca personal visible y admirada, que es la base de una buena reputación y de nuevas oportunidades. A falta de coherencia digital, las posibilidades disminuyen por invitaciones, alianzas o negocios.

En la práctica, el miedo al juicio digital empuja a la Generación Z al anonimato profesional, mientras otras generaciones, menos activas en cancelaciones, ocupan espacios de influencia y liderazgo.

El costo de este aislamiento es grande: la aparente protección evita la crítica instantánea, pero impide la consolidación de la credibilidad y la autoridad a largo plazo. La reputación es producto de la coherencia; Quienes se esconden no son recordados y mucho menos invitados a ocupar cargos destacados.