May 9, 2025
Los fabricantes de automóviles europeos se detuvieron ante sanciones millonarias en 2025. Los impulsaste por medio del miedo.
Tecnología

Los fabricantes de automóviles europeos se detuvieron ante sanciones millonarias en 2025. Los impulsaste por medio del miedo.

Desde 2019, ha sido un hecho conocido que las regulaciones de radio de la Unión Europea para el Turismo están programadas para implementarse. Sin embargo, para el año 2025, es evidente que no se llevará a cabo su aplicación. La presión ejercida por los fabricantes ha llevado a las instituciones europeas a posponer estas normativas, extendiendo su vigencia hasta el 2027, aunque esto incluye ciertos matices. A pesar de que la intención es clara, las restricciones sobre los automóviles de combustión han sufrido un cambio de enfoque, permitiendo un período de gracia que ha generado tanto alivio como incertidumbre.

Ahora, avancemos para comprender los detalles de este cambio.

Desde 2019, el Pacto Verde Europeo se convirtió en una piedra angular para establecer límites más estrictos en las emisiones de CO2 para los fabricantes de vehículos. En sus inicios, se discutió la posibilidad de limitar estas emisiones a 80.8 gramos por kilómetro. Sin embargo, los objetivos se han vuelto más ambiciosos, planteando que todos los automóviles nuevos con motores de combustión interna deben ser de emisión cero para 2035.

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Con el paso del tiempo, se estableció un nuevo límite de 93.6 gramos por kilómetro. Este nuevo enfoque significa que los fabricantes enfrentan la urgencia de cumplir con estas regulaciones a partir de 2027. Así, para 2029, las emisiones permitidas deberán ser de 49.5 gramos por kilómetro, y se espera que los autos neutros en emisiones estén disponibles desde el año 2035.

Las posibles sanciones son la principal preocupación de los fabricantes de automóviles. Estas sanciones se calculan en función de las emisiones promedio de la flota de vehículos vendidos. Para no ser penalizados, el promedio de emisiones no debe exceder los 93.6 gramos por kilómetro de CO2. Si se sobrepasa este límite, las multas pueden ser devastadoras.

Por ejemplo, el fabricante podría ser multado con 95 euros por cada gramo de CO2 que exceda el límite establecido, por cada automóvil vendido. Este costo se acumula rápidamente; si un fabricante vende un millón de automóviles en Europa y sus emisiones promedio son de 94.6 gramos por kilómetro, tendría que pagar 95 millones de euros en sanciones.

Esa realidad se convierte en un desafío importante para fabricantes como Volkswagen, Ford, Stellantis, Renault y Toyota, todos los cuales superaron las 100 gramos por kilómetro de CO2 en la primera mitad de 2024. Esto multiplicó las sanciones a más de 665 euros por auto. Según datos recopilados por Motor, Volkswagen anticipó multas que podían oscilar entre 1,500 y 4,700 millones de euros.

Ante esta incertidumbre, los fabricantes comenzaron a intensificar sus esfuerzos para cumplir con los requisitos. Se han planteado medidas que algunos consideran poco realistas. La ACEA, que representa a los empleadores de fabricantes en Europa, alertó sobre el riesgo de perder hasta 16,000 millones de euros, lo cual sería un duro golpe financiero para varias automotrices europeas. Este escenario resulta crítico en un momento donde compiten con nuevos autos eléctricos provenientes de China, lo que ha añadido presión a su situación económica.

Como si esto no fuera suficiente, se advierte que esto resultará en automóviles más caros. Las razones son claras: el desarrollo de vehículos electrificados incrementa considerablemente los costos; además, los autos más económicos y sustentables son complejos en su electrificación. Estos factores contribuyen a erosionar márgenes de ganancias. La idea de que si los fabricantes no pueden vender autos de combustión podría forzarlos a aumentar precios para compensar la reducción de ventas también alimenta esta preocupación.

Ya era evidente. La pasada votación en el Parlamento Europeo, que resultó en 458 votos a favor, 101 en contra y 14 abstenciones, validó las preocupaciones sobre la flexibilidad en las regulaciones de emisiones de CO2 para automóviles. Esta decisión también dio luz verde a una postura que había tomado la Comisión Europea previamente en marzo; se aprobó un margen de flexibilidad en las regulaciones, ofreciendo un respiro a los fabricantes al permitirles cumplir con estas exigencias no antes de 2027, aunque con ciertos matices.

¿Qué implica esta aprobación? Se establece que los límites de 93.6 gramos por kilómetro de CO2 continúan vigentes, pero con la posibilidad de que los fabricantes tengan entre 2025 y 2027 para adaptarse a ellos. A partir de 2027, las emisiones promedio anuales se evaluarán, lo que significa que los fabricantes deben ser proactivos en compensar cualquier exceso acumulado, especialmente en 2025.

Un fabricante que exceda el límite de 10 gramos de CO2 en 2025 no incurre en multas inmediatas, pero deberá compensar esa cifra en 2026 y 2027, ya sea ajustando sus emisiones a la baja o acumulando las excesos de los años anteriores para lograr el aprovisionamiento que demanda la normativa.

¿Qué alternativas tiene un fabricante que no cumpla con estas métricas? Una opción podría ser la creación de alianzas estratégicas con otros fabricantes que tengan emisiones significativamente más bajas. Marcas como Tesla, que se especializan en vehículos eléctricos y tienen emisiones prácticamente nulas, se convierten en un referente para dichas colaboraciones.

Por otro lado, esta alternativa se vuelve esencial para los fabricantes más pequeños que aún luchan con una electrificación limitada. Marcas como Mazda están buscando oportunidades de colaboración, mientras que gigantes de la industria como Stellantis están considerando asociarse con otros para asegurarse de que pueden cumplir con las exigencias antes de la fecha límite.

¿Qué le espera al mercado? Es probable un aumento escalonado en las ventas de vehículos eléctricos e híbridos, con un pico anticipado para 2027. La reducción de emisiones se logrará a través de un proceso de automatización, siempre y cuando las regulaciones permanezcan sin cambios.

¿Quién se beneficia de esta nueva normativa? Para algunos fabricantes, la flexibilidad en las regulaciones representa un alivio notable. Renault, por ejemplo, está en medio del lanzamiento del Renault 5, un automóvil bien recibido que les proporciona un margen para disminuir sus emisiones. Asimismo, Volkswagen busca ofrecer un automóvil eléctrico accesible, mientras que otras marcas como Skoda y Cupra se posicionan para obtener buenos resultados en este nuevo panorama.

Mercedes también tiene la oportunidad de mejorar sus ventas con su nuevo modelo CLA, aunque se mantiene la duda sobre la efectividad de su plataforma de carga. A su vez, Toyota presenta una gran posibilidad de mejorar su promedio de emisiones, impulsada por la introducción de modelos híbridos y eléctricos que les permitan cumplir con las normativas de manera eficiente.

¿Y quién pierde ante esta situación? A pesar de las aparentes ventajas que ofrece este cambio normativo para Stellantis, su CEO, Carlos Tavares, ha manifestado una fuerte crítica hacia la posible modificación de las regulaciones, indicando que penaliza a los fabricantes que han invertido en electrificación.

Además, los fabricantes de vehículos exclusivamente eléctricos y de híbridos conectables, como Volvo, enfrentan dificultades debido a su compromiso con sistemas de propulsión más limpios.

A la vez, las marcas como BYD y Tesla tienen la posibilidad de beneficiarse económicamente, aprovechando su estrategia de ventas centrada en autos eléctricos, aunque este ventajoso contexto podría verse limitado en el futuro, especialmente en 2027.

Foto | Volkswagen y Pascal Bullan

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