October 29, 2025
Si no vemos extraterrestres es por nuestras “limitaciones epistemológicas”.

 – La nación
Tecnología

Si no vemos extraterrestres es por nuestras “limitaciones epistemológicas”. – La nación

¿Qué pasaría si hubiera extraterrestres por todas partes, pero no pudiéramos percibirlos cognitivamente? Un filósofo serbio ha propuesto una inquietante solución a la paradoja de Fermi: la respuesta no está en el universo, sino en los confines de nuestro propio cerebro.

¿Dónde están todos? La paradoja de Fermi es una de las cuestiones más famosas de la ciencia moderna. El universo es enorme y muy antiguo. Las luces que vemos en el cielo son miles de millones de galaxias y billones de planetas. Estadísticamente hablando, la vida inteligente debería estar muy extendida.

Si ese es el caso, ¿por qué no hemos encontrado la más mínima evidencia de ello? ¿Por qué no hemos visto sus megaestructuras, no hemos recibido sus señales ni hemos recibido visitantes? “¿Dónde están todos?” preguntó el físico Enrico Fermi en 1950.

El gran filtro. Son muchas las mentes brillantes que se han atrevido a aplicar la Paradoja de Fermi. Muchas de las reacciones caen bajo el llamado “Gran Filtro”: algo que impide el desarrollo de una civilización superior en la escala de Kardashev.

Quizás las civilizaciones avanzadas tiendan a destruirse a sí mismas en guerras nucleares o a perecer ante el mortal cambio climático antes de poder colonizar la galaxia. Quizás las condiciones que hicieron posible la vida aquí sean una coincidencia cósmica irrepetible. Estamos solos porque somos un pájaro raro.

El ego puede atraparnos. Todas estas soluciones tienen un problema fundamental: son profundamente antropocéntricas. Suponen que otras formas de vida inteligentes son como nosotros y que utilizan tecnologías que podemos detectar.

¿Y si el gran silencio del cosmos no fuera más que el resultado de la búsqueda de señales de radio, cuando la vida inteligente que buscamos se comunica a través de dimensiones que ni siquiera podemos imaginar?

Somos estúpidos como gusanos. Aquí es donde entra en juego la sugerencia del filósofo serbio Vojin Rakić, publicada en , Revista Internacional de Astrobiología. Rakić lo llama la “solución a las persistentes limitaciones epistemológicas del hombre”.

La clave está en el término “epistemológico”, que en epistemología significa cómo sabemos lo que sabemos y cuáles son los límites de nuestra percepción. La vida extraterrestre podría ser tan radicalmente diferente a la nuestra que simplemente es Nuestros cerebros no están equipados para reconocerlo. Somos para los extraterrestres lo que son los gusanos para nosotros.

¿Entonces? Si Rakić tiene razón, no queda mucho por hacer. Estamos buscando hombrecitos verdes en platillos voladores, pero la vida inteligente podría existir como una forma de conciencia no física, una red de energía interdimensional o una inteligencia basada en materia oscura.

Rakić utiliza analogías terrestres de manera muy eficaz. Sabemos que los pulpos son increíblemente inteligentes, pero su sistema nervioso es completamente ajeno al nuestro. Las redes de hongos exhiben una complejidad que pasa desapercibida para nosotros. Y pocos habrían pensado que la IA surgiría de un puñado de chips de silicio. ¿Cómo explicarle a alguien de hace unos siglos que enseñamos a hablar a las piedras?

SETI ya está ahí. Esta idea, que puede parecer pura filosofía, está ganando terreno en la comunidad científica. El propio Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) ha presentado un recurso “abandonar la perspectiva antropocéntrica” en su trabajo de investigación.

No se trata de dejar de buscar, sino de ampliar nuestra definición de vida e inteligencia y pensar que “otras mentes” pueden no tener nada que ver con la biología de la Tierra. Por ahora, nuestra mejor arma para dejar de ser estúpidos es hacer avanzar nuestra propia ciencia y mejorar nuestro propio conocimiento.

Imagen | NSF/NSF NRAO/AUI/B.Foott